EL ABUELO...


Érase una ambiciosa y bella muchacha que quería ser rica muy rápido. Decide, para cumplir sus deseos, conquistar a un hombre anciano y rico y tratar de agotarlo sexualmente lo antes posible para, de este modo, convertirse en una joven y rica viuda.
Finalmente encuentra su candidato (rico, 73 años) y se casa. La ceremonia es fantástica, con todo el lujo posible, cientos de invitados, la prensa, etc ...
Y llega la primera noche. La muchacha, dispuesta a acelerar el proceso lo más posible, se instala con sus ropas más eróticas en la cama nupcial y algunos "juguetitos" comprados para la ocasión mientras espera a su anciano marido que estaba en el baño.
"Morirá pronto pero lo hará muy feliz", piensa mientras una sonrisa ilumina su bello rostro. Sin embargo, cuando el marido sale del baño la cara de la joven cambia de la sonrisa a la perplejidad.
Allí estaba él, flaco, arrugado y enteramente desnudo. Su "atributo masculino" era terriblemente grande -quizás el término correcto sería exageradamente grande- y ya había colocado sobre él un exótico preservativo "extra large" de colores fosforescentes y con el dibujo de un tiburón con la boca abierta en la parte delantera. Por si fuera poco, traía dos extraños tapones colocados en sus oídos y un broche de oro cubriendo su nariz.
Sorprendida, ella sólo atina a preguntar balbuceante:
- Querido... ¿qué... qué... qué es todo eso?
Y el ancianito, con una sonrisa en su rostro, le responde:
- Hay dos cosas que no soporto en las relaciones sexuales... una mujer gritando de placer... y el olor a plástico quemado...
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